Carta de un bebe que nunca nació... (escrita por una Padre )

Querido Papa:

Estoy ahora en el cielo, sentada en el regazo de Cristo. El me ama y llora conmigo porque me han destrozado el corazón. ¡Quería ser yo tu bebe! Todavía no comprendo lo que ha pasado.

Desde el primer momento en que me dí cuenta de que existía, de que era un ser humano, me sentí muy feliz. Residía en un lugar oscuro, pero muy cómodo. Notaba que ya tenía deditos en mis manitas y en mis pies. Estaba bien adelantada en mi desarrollo aunque todavía no estaba lista para salir de mi habitación. Empleaba la mayor parte del tiempo pensando y durmiendo. Aún desde los primeros días de mi existencia se me desarrolló un tremendo apego por ti, papito.

A veces, cuando te oía llorar, lloraba contigo. Otras veces gritabas y luego te ponías a llorar. Oía cuando mi mamita hablaba de algo que no entendia y resultaba gritandote. Esto me ponía muy triste pero esperaba que todo pasara pronto. A veces me preguntaba por qué llorabas con frecuencia.

En una ocasión lloraste todo el día. ¡Cómo padecí yo contigo! No podía imaginar siquiera la causa de tanta infelicidad. A los dias ocurrio algo terrible. Un monstruo feroz se introdujo en mi habitación donde descansaba calentita y cómoda.

Sentí pánico y comencé a gritar desesperadamente, pero mis gritos no eran escuchados. Imagino que te tenían amarrado papito porque no hiciste el menor esfuerzo por socorrerme. Tal vez fue que nunca oíste la voz de mi desesperación.

El monstruo se me iba acercando más y más y yo con alaridos de horror te decía: ¡"Papi, Mami, socórranme por favor! ¡Papito ayúdame!" ¡Estaba tan sobrecogida de terror!, grité y grité hasta más no poder. Entonces el monstruo comenzó a desprenderme los bracitos. ¡Cuánto me dolían! Sentía un dolor tan fuerte que nunca lo podré describir. Le rogué que me dejara, pero ni caso me hizo. Grité y grité horrorizada cuando me arrancó una pierna. Aunque el dolor era muy intenso me dí cuenta de que me estaba muriendo. Me torturaba pensar que nunca ibas a ver mi carita y que nunca te oiría decirme: "Te amo bebe".

Yo quería secar tus lágrimas y que no lloraras más cuando te enteraste Papito. ¡Había hecho tantos planes para hacerte feliz. Era imposible, todos mis sueños se me habían evaporado. Aunque estaba horrorizada y muy dolorida, mi quebrantado corazón era mi mayor dolor. ¡Cuánto deseaba yo ser tu bebe! Pero, ya no podía ser, me estaba muriendo por una muerte horripilante. Sólo podía imaginar las terribles cosas que te estaban diciendo. Antes de que me tiraran a la basura quería decirte: "Te amo papito"; pero no sabía cómo hacértelo llegar. De todos modos no hubiera tenido aliento para pronunciarlas pues estaba ya muerta.

Entonces sentí que me elevaba. Un poderoso ángel me llevó en sus brazos a un lugar hermoso; lloraba todavía, aunque ya mi dolor había desaparecido. El ángel me llevó donde Jesús y María y ella me depositó en sus brazos. María me dijo que me amaba y que era mi Madre, ésto me hizo inmensamente felíz. Le pregunté a la Virgen qué era aquello que me había ocasionado la muerte y ella me contestó suavemente: "El aborto, lo siento hija mía, sé lo que has pasado".

Yo no sé lo que quiere decir esa palabra aborto, pero imagino que es el nombre del monstruo que me arranco la vida. Ahora te escribo papito, para decirte que te amo... y para decirte: Que aunque mi mamita estaba equivocada tambien la amo a ella…

 "¡ Papito cuántos deseos tenía de ser tu hijita !". Hice todo lo imposible por sobrevivir, quería vivir. Tenía voluntad de vivir. Pero era todavía muy pequeña y el monstruo era demasiado fuerte para mí. En tales circunstancias era imposible sobrevivir, pero quería dejarte saber que traté y traté de quedarme contigo, pues yo no quería irme.

Papito también quiero decirte que te cuides mucho y desde donde este siempre te cuidare como un angel que ahora soy y no olvides que te amo y que hiciste todo lo que estuvo a tus manos para yo estar contigo, pero por cosas de ese monstruo llanado aborto no sera posible.

Te ama,  tu bebe por siempre.